ELENA CARABALLO

Todas las personas en algún momento de nuestra vida sentimos ansiedad, agobio o sufrimiento ante situaciones nuevas o estresantes. Esto puede llevarnos a bloqueos emocionales; a un peor desempeño de nuestras actividades cotidianas; a dejar de realizar actividades placenteras y a alejarnos o distanciarnos de la familia y los amigos.

 

Cuando estamos inmersos en nuestros problemas, es difícil ver la salida y pensar con claridad y objetividad. También ocurre lo mismo cuando el problema lo tiene un ser querido y nos afecta directamente. Para eso estamos aquí los psicólogos. A diferencia de los familiares y los amigos, los psicólogos no estamos implicados emocionalmente y contamos con formación para poder guiarte hacia la solución, hacia sus objetivos y hacia el disfrute de una vida plena.

 

Si está aquí leyendo esto, le felicito. Está dando el primer paso hacia un cambio positivo, reconocer que existe un problema y que necesita ayuda. 

 

¡Dejemos atrás los estereotipos de la psicología! Así como vamos al médico cuando tenemos un dolor o malestar físico y así como vamos al gimnasio para entrenar el cuerpo, también debemos ir al psicólogo para sentirnos bien emocionalmente, mejorar la autoestima, crecer personalmente, tener más recursos, relacionarnos y comunicarnos mejor, prevenir futuros problemas psicológicos, etc.

 

Si viene al psicólogo, solo significa que es una persona valiente y dispuesta a ser más feliz.